*24.41.-Después de las elecciones – JUAN MANUEL LÓPEZ
*Trumpada demoledora – RODRIGO UPRIMNY
*A discreción – RAMIRO BEJARANO
*“Para Europa, la urgencia hoy es reaccionar al shock trumpista” – THOMAS PIKETTY
La única manera de sacar a la Unión Europea del estancamiento es que un núcleo duro de países, liderados por Francia y Alemania, pongan finalmente sobre la mesa propuestas concretas que nos permitan avanzar, sostiene el economista en su crónica.
Después de la victoria de Donald Trump, Europa ya no puede contentarse con declaraciones de intenciones: debe recuperarse urgentemente y recuperar el control de los asuntos mundiales, sin hacerse ilusiones sobre lo que vendrá de Estados Unidos.
8 nov 2024.- Sin embargo, el punto central es que es imposible afrontar los desafíos socioeconómicos, climáticos y geopolíticos que sacuden al planeta, mientras la Unión Europea (UE) tome sus decisiones por unanimidad de los veintisiete Estados miembros, lo que es lamentablemente ocurre actualmente con todas las decisiones importantes, en particular con todas aquellas que tienen un impacto presupuestario o financiero.
La única manera de salir del estancamiento es que un núcleo duro de países, encabezados por Francia y Alemania, presenten finalmente sobre la mesa propuestas concretas que nos permitan avanzar tanto a nivel presupuestario como institucional, sin esperar el acuerdo unánime de otros países. . Esta hipótesis de un núcleo duro que permita superar los bloqueos de la unanimidad ha sido mencionada muchas veces en el pasado, la más reciente en el informe Draghi que propone un plan de inversiones masivas a Europa.
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Hoy toca darle sustancia y avanzar de verdad. Para ello, se deben cumplir tres condiciones: hay que dotar a este núcleo duro de bases institucionales y democráticas sólidas; es esencial que Alemania se beneficie de ello, especialmente a nivel presupuestario, y no sólo Francia, Italia o España; es necesario que, dentro de cada país, y a nivel europeo en su conjunto, varias visiones políticas, tanto de derecha como de izquierda, puedan encontrar material para expresarse y florecer.
Unión parlamentaria fortalecida
Empecemos por el primer punto. Para constituir un país con núcleo duro capaz de tomar importantes decisiones presupuestarias y financieras con toda la legitimidad democrática necesaria, es importante basarlo en un marco institucional y político sólido.
Lo más lógico sería partir de la Asamblea Parlamentaria Franco-Alemana (APFA), creada en 2019 en el marco de la renovación del tratado bilateral franco-alemán. La APFA, institución joven y poco conocida, compuesta por cien diputados de todos los grupos parlamentarios de la Asamblea Nacional y del Bundestag, se reúne entre dos y tres veces al año desde su creación y hasta ahora se ha limitado a una función principalmente consultiva.
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Pero nada impide a ambos países concederle un papel decisivo en la toma de decisiones, en particular a nivel presupuestario, y abrirlo a todos los países de la UE que deseen unirse a este núcleo duro, transformándolo así en una auténtica asamblea europea, como se prevé en el proyecto. “Manifiesto por la democratización de Europa”. Esta unión parlamentaria reforzada, que podría denominarse “unión parlamentaria europea”, reuniría dentro de la UE a los países dispuestos a unirse más para influir en los asuntos mundiales e invertir en el futuro y, en particular, pedir prestado juntos para financiar inversiones en energía, transporte, investigación y nuevas tecnologías.
Vayamos al segundo punto. Si bien ciertos países, como Francia, Italia o España, pueden encontrarse en esa visión, la dificultad central siempre ha sido convencer a Alemania, muy reacia a la idea de un endeudamiento conjunto, o incluso de endeudamiento en general.
Esta situación está cambiando: una parte cada vez mayor de la opinión pública alemana comprende que el país necesita invertir urgentemente en sus infraestructuras, tanto en las regiones desfavorecidas del Este como en todo el territorio. Esta es ahora la opinión mayoritaria de los economistas alemanes, a la que recientemente se ha sumado una gran parte de los empresarios. La cuestión también está en proceso de hacer añicos la coalición entre la izquierda y los liberales.
Detener cuentas de boticario
Sin embargo, para superar la renuencia restante, es necesario demostrar que el endeudamiento europeo conjunto es la herramienta adecuada y garantizar que no conducirá a una “unión de transferencias”, un absoluto fantasma al otro lado del Rin.
Por ejemplo, podemos fijar de antemano que las transferencias no superen el 0,1% del PIB (artículo 9 del proyecto de “Manifiesto”). Podemos lamentarlo: si estudiantes de toda Europa van a asistir a los mismos campus para prepararse para el futuro del continente, un día tendremos que cerrar las cuentas de boticario y dirigirnos a todos los europeos indiscriminadamente. Pero, mientras tanto, debemos encontrar formas de avanzar y generar confianza entre países y estados con historias diferentes. El juego vale la pena: el euro y el Banco Central Europeo (BCE) hoy tienen tal fortaleza financiera a escala global que todos tienen interés en acordar tomar prestado juntos, incluso sin ninguna transferencia.
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Tercer y último punto: para que un proyecto de tanta importancia vea la luz es imprescindible que en él se puedan encontrar varias visiones políticas. En el informe Draghi, el enfoque es voluntariamente liberal y tecnófilo: el ex presidente del BCE insiste en las subvenciones públicas a las inversiones privadas, por ejemplo en la industria o en la inteligencia artificial, y en los centros de excelencia de las grandes metrópolis. Los liberales y la derecha se encontrarán allí y sin duda también harán hincapié en el fortalecimiento de los presupuestos militares y la promoción de una “Europa Fortaleza”.
Por el contrario, la izquierda hará hincapié en las inversiones sociales, educativas y sanitarias y en las infraestructuras abiertas al mayor número de personas, tanto en los suburbios pobres como en las regiones periféricas, así como en los objetivos de justicia fiscal.
Corresponderá a la Asamblea Europea y a los Parlamentos nacionales decidir, sobre la base de deliberaciones contradictorias, bajo la mirada de los ciudadanos europeos.
Qué importa si esta unión reforzada comienza sólo con unos pocos países: la urgencia hoy es reaccionar al shock trumpista afirmando a plena luz del día la fuerza de los valores europeos, los de la democracia parlamentaria, el Estado social y la inversión en el futuro…
24.41.-Después de las elecciones – JUAN MANUEL LÓPEZ
Las razones para no votar por Trump eran tantas numerosas que sobra repetirlas; lo que toca entender son las que existen para que votaran por él
Si fuera fácil explicar por qué parece que ganó Trump esto se hubiera podido predecir de antemano.
Lo que sí vale la pena es aprovechar estos comicios para tratar de entender algo de la cultura política electoral americana.
Ante todo, tratar de seguir todo el sistema:
6 nov 2024.- Comienza en la escogencia de los candidatos de cada partido en ‘caucases’ y primarias donde cada Estado tiene reglas propias. En la Convención de cada Partido se presentan los delegados que ganan a nombre de cada candidato en cada Estado y sale elegido quien más votos tenga en la Convención. Quienes van en delegación por cada candidato no son libres de votar como quieran sino solo sirven para contar los votos que recibe cada candidato. (Aunque hay excepciones de ‘superdelegados’ en el Partido Demócrata que pueden votar por quien quieran).
Usualmente de las Convenciones salen candidatos únicos de cada Partido, en parte porque en algunos Estados rige el que tiene mayoría se lleva todos los delegados (sobre todo en el Partido Republicano) y en parte porque los que van quedando en minoría adhieren al ganador.
Ya para la elección presidencial no gana necesariamente quien tenga el mayor número total de votos porque no es un Estado Unitario sino una Federación de Estados. Pero tampoco la elección del presidente corresponde a quien tenga la mayoría de los estados. Solo en el caso en que se dé empate en el Colegio Electoral donde votan los delegados elegidos en cada estado aplica este mecanismo. (Y aunque se supone que todo ciudadano puede votar, los residentes de Puerto Rico – Estado Asociado número 51 – tienen ciudadanía americana, pero Puerto Rico no tiene delegados)
La elección la concreta la mayoría de los votos de los delegados de los estados en el Consejo Electoral. Y los delegados son quienes son elegidos por el voto ciudadano. Pero no votan libremente sino de acuerdo con quienes hayan representado en los comicios Estatales. Y no en proporción a los votos que reciban sino llevándose usualmente el ganador la totalidad de los delegados que votarán en el Consejo Electoral. (Siempre con excepciones en dos estados donde la delegación se escoge por condados – counties -)
Cada estado tiene su propio sistema electoral y su propia forma de presentar sus delegados a la elección Nacional. Algunos permiten votación por correo y de ellos unos con más anticipación que otros. Y según lo determiné cada Estado el conteo de estos votos en el escrutinio para la votación en el Consejo Electoral comienza antes o después del inicio de la votación presencial, o solo al final de ésta, y en estos últimos casos a veces al mismo tiempo que el conteo de los votos presenciales o después del mismo.
El número de delegados por Estado no es directamente proporcional a su población. Su origen fue un ‘algoritmo’ complejo donde hay una base común de la misma representación que tienen en las dos cámaras de Congreso más una proporción de la población que tenían en el momento de definir la cantidad que correspondería a cada Estado. Así los delegados acaban requiriendo grandes diferencias en cuanto a los votos para ser elegidos (por ejemplo, uno de California requiere 160.000 votos mientras uno de Vermont solo 11.000)
Los aspirantes debaten poco alrededor de ideologías, pero sí alrededor de programas que derivan de ellas (aunque la acusación de ‘comunista’ y de ‘fascista’ se usa retóricamente).
En todo caso y en últimas, las campañas se manejan -y deciden- a través de las encuestas, del peso de los medios de comunicación (con alguna incidencia de las ‘celebridades’), y de la cantidad de recursos que se consiguen a lo largo del desarrollo de las campañas.
El electorado americano mismo se ha caracterizado por la cantidad de elementos binarios o duales que los dividen.
En la metodología de las encuestas la base es en buena parte la filiación partidista (sensiblemente igual) que se declara con la inscripción. También la muestra de las encuestas se toma con igual número de mujeres y hombres aun cuando en las mismas se señalan mayorías marcadas a favor de uno u otro (en el total se compensan, pero según el tema que interese más en un Estado u otro se reflejan las diferencias en la votación).
Las grandes ciudades y los sectores más relacionados con el resto del mundo tienden a ser demócratas mientras que la ‘America profunda’ de los Estados más encerrados en sí mismos tiende a ser republicana. (Los Ángeles, Nueva York, Detroit y los Estados de las dos Costas _exceptuando Florida- están con el Partido Demócrata y defienden el ‘destino manifiesto’ de ser líderes de la humanidad, mientras el ‘corazón del centro’, el ‘cinturón alimentario’ son aislacionistas -Kentucky, Indiana, Ohio, etc.)
Los estados del norte desarrollados alrededor de la industria son más liberales y progresistas que los del sur que dependen más de la agricultura; y en éste el segregacionismo se remonta más a las relaciones culturales del pasado esclavista y la influencia religiosa que en el norte donde su naturaleza es más de proletariado capitalista.
Según el aspecto que prevalezca en uno u otro estado en la elección se ganan los delegados que lo representarán en el Colegio Electoral. Por eso se sabe de antemano la composición de cada uno, y de 50 Estados son pocos los inciertos y de los que depende el resultado.
(Esto acaba viéndose en la distribución geográfica de cómo votan los estados).
En los estados bisagra o inciertos las votaciones dependen de los cambios demográficos que alteran sus tendencias sin que se consoliden mayorías estables. Por ejemplo, el ‘progresismo’ demócrata cautiva más a los sectores educados y pendientes del cambio climático volviendo ‘elitistas’ a los demócratas, mientras los sectores obreros y rurales están más atentos al costo de vida y la oferta de empleo como lo enfoca el nuevo ‘populismo’ del Partido Repúblicano. El voto mayoritario ya no es el de los adultos y la clase media ya establecida, sino el de los jóvenes y los sectores movilizados por las nuevas condiciones económicas que inciden más proponiendo el ‘cambio’ (aunque sin saber cuál debe ser éste).
Lo anterior explica los resultados de esta elección y en algo lo sorprendente de la votación, incluso casi que, de cualquier voto, por Donald Trump
El conjunto de lo anterior explica los resultados de esta elección y en algo lo sorprendente de la votación, incluso casi que, de cualquier voto, por Donald Trump.
Porque: ¿cómo en el país que por excelencia reivindica el origen en los inmigrantes se vuelva bandera el cuestionamiento a ellos? ¿Cómo en el país que se considera símbolo y adalid de la democracia se acepta y respalda la candidatura de quien admira a los dictadores, de quien afirma que sus generales deberían ser como los de Hitler, y que proclama que su primer día de gobierno acabará con las barreras que limitan su poder? ¿Cómo se puede hoy en día votar por alguien que niega el cambio climático y se retira del Pacto de Paris afirmando que los científicos están equivocados? En fin las razones para no votar por él eran tantas y tan numerosas que sobra repetirlas; lo que toca entender son las que existen para que votaran por él.
Pero también lo que sucede es que todo ser humano tiene en su corazoncito una aspiración de poder; cada uno siente una cierta envidia por el matón de la clase. Lo que para el americano es su gobierno es la proyección de lo que cada uno desearía ser. Porque machista, racista, atropellador es lo que son los Estados Unidos. Trump propone la imagen del matón, y eso, con la promesa de concentrarse en mejorar sólo las condiciones propias sin tener para nada en cuenta la Ley ni el mundo alrededor (el MAGA), es una oferta más que tentadora. Además para algunos que gane Trump evita la amenaza de lo que sería el desarrollo de una confrontación ya violenta como se vio en el asalto al Capitolio cuando la anterior elección el 6 de octubre.
https://www.las2orillas.co/despues-de-las-elecciones/
24.41.-Trumpada demoledora – RODRIGO UPRIMNY
“Muchos de los trabajadores manuales, que no pudieron ir a la universidad y votaron por Trump, lo hicieron no porque sean ignorantes sino porque son los perdedores de la globalización neoliberal”: Rodrigo Uprimny, Foto: EFE – CJ Gunther
El pasado martes, Trump no sólo ganó en el colegio electoral, sino que también triunfó en el voto popular, lo cual no lograban los republicanos desde hace 20 años. Además, dominará el Senado y probablemente la Cámara, con lo cual el control republicano es casi total, pues la mayoría de los jueces de la Corte Suprema también han sido nominados por los republicanos. Y aunque uno pueda tener reservas sobre el partido demócrata y Kamala Harris (por ejemplo, por su apoyo al gobierno criminal de Netanyahu), es indudable que no era lo mismo una victoria de Trump que una de Harris: Trump ha mostrado autoritarismo y un claro desprecio hacia el Estado de derecho y los valores esenciales de una democracia constitucional.
10 nov 2024.- Esta arrasadora victoria de Trump y los republicanos es terrible para la democracia en Estados Unidos y en el mundo, no sólo por el obvio impacto global que tiene quien esté en el poder en ese país, sino además porque esas opciones autoritarias están triunfando en otras partes del mundo. Lo que viene es muy peligroso.
Para quienes consideramos que la democracia constitucional, a pesar de sus debilidades, es la mejor forma de gobierno conocida, esta popularidad de las opciones autoritarias y antiliberales nos plantea el reto de cómo preservar e incluso profundizar la democracia en esta época de desencanto y declive democrático. Y, para ello, como señalé en mi última columna, tenemos un primer desafío teórico: comprender por qué hoy es tan popular ser antidemocrático y autoritario, a fin de que esta comprensión nos permita luchar más lúcidamente por la democracia.
Aún bajo los efectos adormecedores de esta Trumpada, intento avanzar en esa comprensión, que es una tarea ingrata pues implica reconocer que las mayorías en muchos países están optando, de manera democrática, por opciones que consideramos poco democráticas. Es como si la democracia se estuviera devorando a sí misma. Es además una tarea difícil porque entran en juego muchísimos factores y las dinámicas no son iguales en todos los países, por lo cual es un tema sobre el que muchos volveremos para intentar descifrar el enigma.
En esta columna me centro en solo un punto: en la indispensable autocrítica que debería hacer el Partido Demócrata en Estados Unidos, y que es un ejercicio que debería igualmente interpelar a quienes tenemos convicciones liberales (que no son neoliberales) en otras partes del mundo. Es la necesidad de superar esa especie de “autocomplacencia liberal globalista”, como la calificó acertadamente Francisco Gutiérrez Sanín en su última columna, de aquellos que, desde una cierta superioridad moral, desprecian el apoyo popular a las extremas derechas autoritarias como la estupidez de poblaciones no educadas que fueron engañadas por demagogos hábiles. Pero la cosa no es tan simple.
El apoyo de estos sectores a estas opciones autoritarias responde también a las necesidades materiales y emocionales de los perdedores de la globalización, a los cuales el Partido Demócrata no ha respondido apropiadamente, como tampoco lo han hecho otros liberales en el mundo, por su imposibilidad de superar el neoliberalismo que incrementó las desigualdades y deterioró la situación de la clase obrera en los países desarrollados. Muchos de los trabajadores manuales, que no pudieron ir a la universidad y votaron por Trump, lo hicieron no porque sean ignorantes sino porque son los perdedores de la globalización neoliberal y son quienes más amenazados se sienten por la inmigración y por ciertas demandas identitarias. Y a ellos Trump les ofrece alternativas aparentes, que son su política antiinmigración y el proteccionismo. Por eso estoy convencido de que la defensa de la democracia constitucional y de un liberalismo genuinamente igualitario pasa por la superación del neoliberalismo.
https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/rodrigo-uprimny/trumpada-demoledora/
24.41.-A discreción – RAMIRO BEJARANO
Es un verdadero disparate que la estructura de la fuerza pública tenga que ser discutida en medios, como viene ocurriendo con ocasión del anuncio de las reformas que estarían por adoptarse al interior de las fuerzas militares.
Ni en las democracias reputadas como perfectas se controvierte cómo han de operar sus militares y policías, por la sencilla razón de que exponen las estrategias de defensa o ataque, y, por supuesto, la seguridad. En algunos lugares ni siquiera autorizan divulgar cuántos hombres y mujeres conforman sus cuerpos militares o de policías. Aquí, a pesar del permanente conflicto interno, no se ha aprendido esa regla, y, por el contrario, es muy frecuente que después de cualquier acción, sus protagonistas divulguen cómo y cuándo pudieron ejecutar sus hazañas.
10 nov 2024.- Eso no significa que en democracia no existan mecanismos de control colectivos, porque el Congreso y los jueces evitan los abusos y el absolutismo, respaldados por medios de comunicación críticos, sin que ninguno pretenda influir o definir la distribución de cuarteles, tropas o batallones.
Se equivocan nuevamente el Gobierno y la oposición al farandulizar las fuerzas conjuntas militares. Ni el Gobierno tiene que dar explicaciones a nadie sobre lo que se propone, ni los opositores pueden reclamar que las cosas se hagan a su manera.
Si así hubiera sido, por ejemplo, en el gobierno de Uribe siendo ministro Juan Manuel Santos, no habría sido posible planear y ejecutar la victoriosa operación Jaque, que terminó con la liberación de los secuestrados de las FARC. Entonces nadie le reclamó al uribismo lo que a través del Centro Democrático hoy sí exigen al descuadernado gobierno de Petro, pretendiendo que los soldados marchen al ritmo de la oposición.
En el período del exsubpresidente Duque no fue inconveniente comprar secretamente el software espía Pegasus y pagarlo con recursos multimillonarios que todavía no sabemos de dónde salieron. Ese doble rasero contrasta con el calculado silencio de los furiosos alfiles del gobierno anterior, luego de que no pudieron seguir negando que sí hubo compra de ese siniestro equipo de espionaje, del que hoy prefieren no hablar ni Zapateiro, ni el general Vargas, ni los ministros de defensa de la época. A propósito, ahora resulta que, al día siguiente de concluida la campaña electoral en los Estados Unidos, El Tiempo, con fuentes que no autorizaron revelar sus nombres, suelta el bombazo de que Pegasus fue un regalito envenenado de Biden desde la Casa Blanca, pagado en efectivo en Colombia, quien sabe con platas de dónde, dizque para combatir un narcotráfico que no ha dejado de incrementarse, y que de ese negocio “lícito” nunca enteraron a Duque: si así fue, pasó de subpresidente a monigote, sin que eso exonere su incompetencia y la falta de su gobierno. Con mayor razón la Fiscalía tiene que encontrar Pegasus y a quienes lo vienen usando a sus anchas, porque la Procuraduría ya concluyó que no encontró nada y la Contraloría parece que no le importó el asunto.
Vocifera el general (R) Zapateiro contra el desastre del Ejército que él comandó porque se tomarán unas determinaciones de organización castrense que no le gustan, sin que hubiera rendido cuentas sobre su pobre gestión como auto proclamado “guerrero”, que no ganó ninguna de las guerras.
El ministro de Defensa, Iván Velásquez, haría bien en no dejarse tentar por las provocaciones del uribismo viudo o sediento de poder, y concentrarse en ofrecer resultados concretos que tranquilicen a la opinión. En efecto, no pueden seguir creciendo los asesinatos de líderes populares y de los suscribientes de la paz, ni haciéndose invivibles e intransitables las ciudades, ni violándose los derechos humanos, ni permitiendo los atracos urbanos, ni multiplicándose el narcotráfico a pesar de la “ayuda” de Pegasus, etc. Eso es lo que auténticamente preocupa a la ciudadanía, no si los militares actuarán o no juntamente con otros, pues lo que se les pide es que lo que vayan a hacer lo adelanten con eficacia y en el marco respetuoso de la Constitución y la ley.
Un político con visión de estadista sabe que, en materia de seguridad e inteligencia, no se puede sostener una tesis cuando se es gobierno y otra en la oposición. Esas contradicciones insalvables son las que, con razón, no perdonan los electores.
Adenda. Gustavo Bolívar debe dar explicaciones sobre si es cierto o no que desde el Gobierno hay campañas de desprestigio contra medios y periodistas.
https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/ramiro-bejarano-guzman/a-discrecion/